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El pasado 29 de febrero, la asociación Escuelas sin Wifi anunciaba su petición al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, de legislar para eliminar el uso de conexiones Wifi en las escuelas. Aunque llevan tiempo pidiéndolo, la resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa instando a los gobiernos miembro a tomar acciones para "proteger la salud de la población" frente a las emisiones electromagnéticas, les ha dado fuerzas renovadas.
El motivo de la resolución es la decisión de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), que depende de la Organización Mundial de la Salud, de incluir las emisiones electromagnéticas dentro de su categoría 2B, es decir, que el agente es posiblemente cancerígeno para el ser humano. Wikipedia nos ofrece una lista de agentes de este tipo. Las categorías que usa la IARC son:
- 1: cancerígenos para los humanos
- 2A: probablemente cancerígenos para los humanos
- 2B: posiblemente cancerígenos para los humanos
- 3: no clasificables
- 4: probablemente no cancerígenos
También recientemente el fiscal de Turín ha abierto la primera investigación para determinar si un teléfono móvil causó el tumor cerebral diagnosticado a un turinés después de recibir un informe médico del hospital que apuntaba al uso intenso del móvil como principal causa.
La polémica sobre los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas lleva viva desde hace mucho tiempo. Se han realizado miles de estudios con conclusiones dispares. Aquéllos que concluían que no había peligro o que no era posible determinar que el origen de ciertas enfermedades o cánceres recibían la acusación de ser financiados por las empresas de telecomunicaciones y telefonía que estarían interesadas en ocultar los problemas de salud que causan sus actividades. Se pueden encontrar también reportajes de televisión tanto a favor de la teoría del peligro de las radiaciones como en su contra.
No es una cuestión sencilla y la mayoría de los ciudadanos no tenemos conocimientos para determinar si las radiaciones electromagnéticas son nocivas para nuestra salud o no. Lo ideal sería que se realizara un estudio rebusto y consistente, dirigido por científicos independientes y que gocen del consenso de todas las partes para zanjar el asunto. Pero mucho me temo que esto no va a ser posible y que, dada la juventud de las tecnologías que estamos utilizando, todavía no habrá casos y datos suficientes para extraer conclusiones definitivas.
Quisiera hacer una reflexión, de todas formas. Tanto desde un punto de vista empresarial como personal no es sensato dejarnos llevar por nuestras convicciones y despreciar la creencia contraria. El caso de Escuelas sin Wifi muestra que aunque se llegara a demostrar que las ondas electromagnéticas fueran inocuas, hay un colectivo sensible a la presencia de éstas en productos o servicios. Por tanto se debe valorar cuidadosamente el uso e implantación de estas tecnologías en los ámbitos más sensibles para estos colectivos, lo que implica que una empresa que apueste sólo por tecnologías inalámbricas (en este caso) puede ser acusada de menospreciar la salud de ciertas personas y, en especial, de los más débiles.